27. El pasajero del asiento de atrás.

Quienes lo conocieron de hace años atrás, dicen que era un hombre muy juicioso, muy hogareño, y excesivamente enamorado de su hermosa cónyuge. Y alguien pregunta: ¿Qué pudo haberle pasado para caer en un estado tan deplorable de deprimido abandono, y estar tan entregado al alcoholismo?. La respuesta fue: su mujer tan bella, era su adoración, y lo abandonó para irse con otro, y, al no lograr rescatar su amor pese a reiteradas súplicas, se desmoronó emocionalmente. Realmente que son muchas las historias que he escuchado de corazones rotos, de hombres que no pueden superar la obsesión por un gran amor caído en desamor. La belleza de la mujer, y su cruel recuerdo, se convierte en un efecto del pasado, y es generadora de enésimas respuestas que veremos seguidamente.
Siempre el encanto físico de la mujer va a generar ataduras emocionales en un hombre, y, cuando se produce una separación quedan dolorosas secuelas. Esta situación la voy a conceptualizar como "el pasajero del asiento de atrás" haciendo alusión a la expresión utilizada por un comentarista de este Blog. Se trata de EMIQUI06, quien utilizó tal frase al comentar el post sobre el efecto retrovisor. La ví muy oportuna, por cuanto aún tenía material pendiente por publicar, que incluyo en este post, y que por maravillosas razones circunstanciales, se ajustan a esa frase. Por tanto, hago uso de dicho manejo literario que lo convierto en concepto, cuya explicación teórica viene a continuación.

En la ilustración introductoria hice un adelanto. Me refiero a personas que lamentablemente se dejan afectar por su despecho amoroso, al cual utilizan como "muletilla" para justificar sus fracasos, lo cual veo muy deplorable. ¿Saben qué?, es que la historia está llena de guerras, inventos, cataclismos naturales, ... y de despechos amorosos, ya que la magia de la belleza física femenina nos juega malas pasadas, por eso me arriesgo a aseverar que "el pasajero de asiento de atrás" es parte de la vida misma, y por tanto, ancestralmente requerida para justificar nuestra desdicha amorosa. Por favor, seamos más varones, y no culpemos a las mujeres de nuestras desdichas, cuando ellas nos abandonan, y rechacemos esas respuestas tan enojosas de incriminarlas a ellas en algo que no tienen culpa. He aquí un ejemplo:

"POR CULPA DE ELLA, NO PUDE SEGUIR ESTUDIANDO Y HE VISTO A MUCHOS AMIGOS SUPERARME, PERO ES PORQUE ELLOS NO FUERON VICTIMAS DE UNA MENTIROSA SEMEJANTE".

¿Se dan cuenta?, aún cuando la intención original no sea la de manipulación, por cuanto se trata de un doloroso despecho, estamos frente a sujetos que son "víctimas del pasajero del asiento de atrás", y la sintomatología va desde hacer comentarios negativos de ellas, hasta el odio o rechazo a ellas. Lo digo, porque esa hermosa mujer que le robó su paz interna, no tiene nada que ver con su fracaso. No es ella la que va a ir a la Universidad por él, ni quien debe realizar los trabajos de investigación, ni es ella la que debe salir a buscarle el trabajo. Es decir, la superación personal es una responsabilidad 100% personal. Ella, a pesar de ya no estar, se convierte en su indeseable pasajero que al mirar hacia el pasado la ve es a ella, y, la amargura le ennubla totalmente su visión pasada y presente. En estos casos, es como si el amor se hubiera convertido en una pesada carga, y el llevar ese peso encima, te impide acoger otras oportunidades, pero, eso de nada le sirve a quien es víctima de esa situación, porque nadie te pidió que cargues a cuestas un corazón henchido de amor no correspondido, ni muchísimo menos eso hará que rescates a quien ya dejó de amarte, porque esa persona ya se encontró a otra, que alza su corazón en sus brazos, y que ya no son ni tus besos ni tus caricias los agentes desestabilizadores de su bello cuerpo, que es la fantasia que mantiene tu ilusión de que vuelva.

La victima del síndrome del "pasajero del asiento de atrás" no puede distinguir entre su responsabilidad personal para salir adelante, y la vulnerabilidad de sus emociones. Entonces, su estancamiento se lo quiere adjudicar a otra persona, como si esa persona, cual vampiro, le hubiera chupado su sangre y su voluntad.

Voy a poner otro ejemplo, dado que el tema del amor, aún cuando me apasiona, no es el objetivo editorial de este blog. Cierta vez viendo un capítulo de una vieja serie del Oeste, como fue Bonanza, se trató la historia de un pistolero que al recibir un disparo del protagonista en una pierna, que motivó una cojera de por vida, se llena de amargura porque no logró ascender a mejores puestos como Sheriff, culpando de esa situación a Ben Cartwright (el protagonista), y este le dió la respuesta que mejor definía tal fracaso: ¡De verdad que esa pierna coja te ha sido muy útil para justificar tus desventuras!. Quiero que se percaten nuevamente del efecto del "pasajero del asiento de atrás", al caer el pistolero en una situación de autocompasión que le impedía progresar, y cada vez que miraba al pasado y veía al personaje trasero (Ben), se entregaba al alcohol y la amargura, porque envidia la prosperidad del otro y reniega de lo que no tiene, pero que no ha luchado por tenerlo, debido a la autocompasión.

En ambos casos, hay que destacar que hay gente, que incluso se lo cree muy internamente, que ese indeseable "pasajero del asiento de atrás", es la causa de sus desventuras. Veamos este caso:

"Si mi padre hubiera sido responsable, y me hubiera dado la oportunidad de estudiar, no sería lo que soy actualmente".

Nuevamente operando el "pasajero del asiento de atrás", porque si bien, el no profesionalizarse le resta a esa persona, oportunidades de ascensos laborales, no quiere decir que lo "mutile" para realizar cualquier trabajo decente que le permita vivir dignamente. Es que es impresionante: esos sujetos tienen luego oportunidades de realizar cursos de mejoramiento, pero la autocompasión mezclada con "el ya estoy viejo", los paraliza de manera asombrosa; pero por otra parte, personalmente conozco otro tipo de casos, de personas cuarentonas que han retomado sus estudios, y le han logrado dar un viraje a su vida, sin culpar a sus padres de lo que pudo ser o de lo que nunca fue.
Cuando veo estas respuestas (que son muchos quienes padecen de esa enfermedad) me recuerdo de Japón, donde las muletas de la guerra no los anuló. ¿Saben por qué?, es sencillo, es que me pongo a pensar qué hubiera sido de los japoneses si hubieran caído en la autocompasión del "si no hubiera sido por esas bombas atómicas destructoras de dos importantes ciudades industriales"; ¡no!, ellos no hicieron eso, se dedicaron a lo que mejor saben, que es trabajar duro, y salieron adelante para competir, ni más ni menos, que con su anterior archienemigo, que es el coloso industrial de los EEUU, logrando ocupar importantes espacios en el mercado automovilístico que antes eran del dominio gringo. No sólo eso: se convirtieron en socios mútuos, mostrando una excelente moraleja de cómo vencer al "pasajero del asiento de atrás", es decir, asociándote con él, tratando de sacar lo mejor de él. ¡Cómo me maravilla la moraleja japonesa que te permite vencer al "pasajero del asiento de atrás"!, porque todos sus sobrevivientes, heridos algunos y mutilados otros (sin un ojo, sin un brazo, etc), no se convirtieron en lastimosos pedigueños en muletas que pidieran migajas a la comunidad internacional, sino que esos ciudadanos en muletas, se dedicaron a trabajar e inspirar a otros, y, hoy queda su digno ejemplo que yo menciono honrosamente en este post. La persona que está atada al despecho debería seguir el ejemplo japonés. Mirar a su anterior pareja, como una socia emocional, en la empresa social de sacar adelante a los hijos que nacieron fruto de ese amor. Y, a verse como lo que son en el presente: como simples amigos.

Esa respuesta, también es una estratagema. Es cuando por ejemplo, una persona sufre un accidente en virtud de un error de, digamos un hermano, y utiliza "el pasajero del asiento de atrás" como estratagema para atar a la otra persona, alegando algo parecido a esto: "si no hubiera sido por culpa de tu error, yo fuera otra persona", generando culpabilidad en el otro, y así una cadena de dependencia muy lamentable. Oigan esto otro: Hija, ¡tú no me puedes dejar porque al dedicarte mi vida, perdí mejores oportunidades de empleo!, generando esta estratagema, un cordón umbilical de dependencia, que ata emocionalmente a la hija, y la paraliza en su deseo de abrirse paso en un hogar aparte.

Es que hasta en el ambiente de trabajo se verifica esta enfermedad. vean esta respuesta: "ES QUE A MI NUNCA ME TOMAN EN CUENTA PARA LOS CURSOS ¡CLARO! COMO FULANO ES TAN ADULANTE, SIEMPRE LO TOMAN EN CUENTA A EL". ¿Qué les parece?, es que, no tengo las palabras apropiadas para emitir un juicio ponderado a semejante acto de envidia y de manipulación. El pasajero del asiento de atrás en este caso, ya no es la mujer que te abandona, ni el padre que no te ayudó, ahora le toca el turno al compañero de trabajo que es más eficiente que tú, y pasas la vida, justificándote ante tu esposa, tus hijos y tus compañeros echando la culpa de tu desdicha a alguien que posiblemente hasta te brindaría su apoyo desinteresado en tantas ocasiones y no lo valoraste.
En el plano internacional, tiene mucha vigencia. por aquellos líderes enfermos de egocentrismo, que quieren ocupar espacios de liderazgo mundial, y que dicen cosas como estas: "ES QUE SI NO HUBIERA SIDO POR LA ESCLAVITUD EUROPEA, EL CONTINENTE AFRICANO FUERA OTRA COSA". Con semejante muleta anulan pueblos. ¿Saben quién es el pasajero del asiento de atrás?, pues, los esclavistas europeos, que ya hoy sus huesos están convertidos en polvo, pero usan su recuerdo para justificar subdesarrollo y ocupar espacios internacionales. Por favor, vean hacia Japón y sigan su ejemplo. Es más, Vietnam fue severamente afectado por una larga guerra con los EEUU, y hoy día se han dedicado a trabajar y a hacer negocios, ¿y saben con quién hacen esos negocios?, pues con los ricos del planeta, adivinen, pues los EEUU, siendo este otro ejemplo donde el "nefasto" pasajero del asiento de atrás, pasa a convertirse en nuestro socio comercial.
En el plano internacional, también soy admirador de los logros de Israel. Es que ellos tienen un notable auge comercial y tecnológico, y, de verdad que ellos si tuvieron que desalojar un doloroso pasajero trasero. ¿Saben de qué hablo?, pues del holocausto judío. Ellos no se pusieron a autocompadecerse de la pérdida demográfica y económica del holocausto, se dedicaron a trabajar, y, los comentarios sobran porque todos somos testigos de lo que han logrado, en un país territorialmente tan pequeño, contra enemigos fronterizos, cada uno, mucho mayor que ellos, territorial y demográficamente hablando, e igual los han derrotado en todas sus guerras. ¡Como los admiro!.
En este post, no sólo se analiza una simple respuesta de bolsillo, muy comúnmente empleada. Porque se trata de personas afectadas psicológicamente, producto del despecho; o de personas, muy sinverguenzas, que quieren usufructuar la generosidad de otros. Son cosas que hay que conocer, para estar alertas y actuar como corresponde. Por eso, no permitas que te aten con esa enésima respuesta.