25. ¿Qué es una enésima respuesta?.

WWW.ENESIMARESPUESTA.BLOGSPOT.COM ha generado expectativas. Como era de esperarse, hay opiniones favorables, haciendo mención que hacía falta un blog con esa temática, y, opiniones no tan favorables, como que es una temática que carece de vigencia. Este último argumento, lo basan en que hoy día la gente es más informal hablando, y que las respuestas técnicas se las dejan a los diplomáticos. Agradezco esa observación, que me permite afinar el mensaje, y que da origen a este post, en donde presento a continuación mi punto de vista al respecto.

Quienes creen que pensar en respuestas asertivas es perder tiempo, presentan también un 2do. fundamento. Me dicen: nadie va a memorizar tantas respuestas. Y aún un 3er. argumento: cuando estoy presionado, me dejo llevar por las emociones, lo cual nubla mi mente, y digo lo que se me ocurre.

¡Cuánto gusto me causan esas observaciones!, porque primeramente me doy cuenta que los temas acá aludidos han generado algo tan valioso, humanamente hablando, como lo es llevar a la persona a una situación de reflexión. Definitivamente, es ese uno de los productos intelectuales que todo bloguero quiere generar en los ciber lectores.

¡Ah!, es que esas reflexiones me dan luz en un hecho, y que aún no se capta: ¿Qué es una enésima respuesta?. Quiero intentar otra forma de presentar la inquietud.

Muy puntual: enésima respuesta es un esbozo del mecanismo mental y emocional que inspira la respuesta en una persona. Es un mecanismo para generar respuestas, más que dar respuestas de bolsillo. Comparto con la humanidad mis reflexiones sobre lo que creo genera esas respuestas, para que cada cual de manera autodidacta, camine hacia el autodesarrollo en esa área.

De tal forma, que no se refiere a memorizar respuestas de bolsillo, sino a conocer los mecanismos psicológicos que operan en una respuesta inteligente. En cada post de este blog, he presentado respuestas de bolsillo, y lo que conduce a responder así. De forma que la idea no es memorizar la respuesta modelo utilizada (queda a elección del lector), sino conocer ese mecanismo, para asumir uno el compromiso de redactar nuestras propias respuestas a situaciones tipo que ameritan una respuesta de bolsillo.

Pero, ¿por qué asumir ese compromiso personal?, pensarán quienes creen que la informalidad del hombre moderno inhabilita esa inquietud intelectual. Mi humilde opinión es esta: no creo que en este maravilloso planeta tan grande, yo sea el único ser que le agrada recibir respuestas amables. Como tengo esa seguridad, paso a formular que tanto el hombre cavernícola como el hombre moderno, se sientan más humanizados en un ambiente de amabilidad, de respeto, de consideración. En conclusión, la misma naturaleza "humana" hace que merezcamos un trato agradable, y que "obliga a dar a los demás el trato recíproco correspondiente". En mayor o menor grado, todos rechazamos respuestas y gestos desproporcionados que rayen en la vulgaridad o en la grosería.

No soy profesional de la Antropología. Ni de la Sociología. Ni de la Psicología. Pero saben algo, no hace falta ser profesional para ver la lógica de lo expuesto en el párrafo anterior. Un trato diplomático, no está destinado única y exclusivamente a los empresarios o a los embajadores. Porque he comprobado en esta vida, que por ausencia de una respuesta adecuada se han enojado y distanciado familiares que se sentían mucho aprecio. He comprobado que por falta de tacto en una respuesta, no sólo se puede perder un cliente, sino un buen amigo, o un buen vecino.

La 3ra objeción tiene que ver con dejarse arrastrar por las emociones. Muy válido ese planteamiento para entender el punto de vista de quien no puede controlar sus impetuosas respuestas. Pero, el mismo argumento me da la respuesta: porque, si me dejo arrastrar por una "emoción altanera" pues mi respuesta será altanera, pero pregunto ¿si me dejo arrastrar por una emoción amable?, no creo que algo diferente a la amabilidad sea la respuesta resultante. Quiero decir: si yo escojo las emociones que regirán mi conducta, producto de mi educación o de la sociabilización de mi entorno, puedo entonces enfocarme en la realidad de considerar respuestas a terceros derivadas de mecanismos psicológicos que premian la amabilidad.