En Venezuela el béisbol es catalogado como el pasatiempo favorito preferido por la mayoría,
pese al auge que va adquiriendo el fútbol, pero que aún no se ha popularizado al nivel del béisbol. Y quienes sintonizamos partidos de béisbol nos hemos acostumbrado a un cliché muy beisbolero, que es el llamado “librito” de las jugadas tácticas; tal cual como sucede en las relaciones interpersonales, sean cotidianas o de un plano más sofisticado como el plano político o incluso el plano diplomático. Me voy a dedicar en este post a dar el justo lugar a una estrategia política que se ha popularizado al nivel de las jugadas beisboleras de librito.
Cuando un mánager logra colocar un corredor en la primera base, el narrador deportivo infaltablemente dirá: “y ahora la jugada del toque de bola, ciñiéndose al librito”, siguiendo la doble lógica de evitar el doble play y de colocar al corredor de la primera en la llamada “posición anotadora”. En todos los deportes existen jugadas de librito, y, en el juego político no faltan esas jugadas.
Primeramente, ¿Cómo entender lo que es una jugada de librito?. Esas en concreto son las jugadas lógicas que se espera luego de concretado cierto requisito previo. En béisbol, el mánager coloca a su mejor bateador como primer bate para cumplir el requisito de conquistar la primera base, y “luego viene el librito, que es impulsarlo a la segunda base con el toque de bolas”. El librito son jugadas lógicas, predecibles, infaltables, indispensables.
En la política también las hay, algunas tradicionales y otras muy novedosas. Y, en Venezuela en la última década se ha hecho tradicional lo que yo bautizaría como la “jugada de la desestabilización”, que es una estrategia verbal de contraofensiva gubernamental a cualquier dicho o hecho que enfrente las directrices del gobierno.
Toda persona o institución, nacional o internacional, que se atreva a contradecir alguna acción o declaración del régimen gobernante, inmediatamente es contraatacado con la “jugada de la desestabilización”, por lo que al librito de “respuestas de bolsillo” hay que habilitarle un capítulo especial a dicha jugada estratégica, y por cierto, ¡muy efectiva!. De seguido algunos ejemplos que muestran cómo funciona.
En 
la actualidad, el venezolano no se puede dar el lujo de hacer una compra completa en un solo supermercado, como veníamos acostumbrados. Si encuentras aceite, no encuentras azúcar o leche, y, para comprar el aceite, no sólo debes pagar su precio, sino que debes pagar una “cola kilométrica”. Sucede que el periodista o canal de tv que se “atreva” a denunciar que hay escasez de rubros básicos, le aplican sin falta el librito, entiéndase, se les tilda de desestabilizadores y golpistas; y, lo más lamentable es que sigue la fiesta del desabastecimiento, porque el librito funciona de tal forma, que en lugar que formar una matriz de opinión para atacar el desabastecimiento, se forma una matriz de opinión en contra de quienes lo denuncian.
En el año 2012 sometieron al pueblo a constantes apagones y racionamientos de luz. Sucede que toda persona o institución que se atrevió a ventilar ese tema, sufrió el temible contraataque aplastante del librito, es decir, se les acusó de desestabilizadores, y toda una matriz ofensiva se encarga de callar a quienes tuvieron esa valentía de tratar de enfrentar el problema eléctrico.
Son muchos los ejemplos de problemas nacionales que al ser expuestos por personas o instituciones opositoras al régimen, tuvieron que ser víctimas del librito de la desestabilización. Y, si la OEA o cualquier otro ente internacional se atreve a opinar le aplican la misma receta, se les acusa de “aliados” del imperio, con oscuras intenciones desestabilizadoras. Ha sido tan trillada la contraofensiva gubernamental de la desestabilización, que “sería injusto” dejarla fuera del librito de respuestas clichés, y, el blog ENÉSIMA RESPUESTA cumple un rol de librito de clichés, al traer a la reflexión las respuestas de bolsillo que más comúnmente se han usado y las que se están imponiendo en la actualidad.
La enésima respuesta que por una década han escuchado los opositores al régimen chavista es la acusación de ser elementos desestabilizadores, y, por tal motivo, esa jugada política hizo todos los méritos sobrados para ser incluída en el librito de respuestas de bolsillo, porque toda respuesta de bolsillo se caracteriza por la utilidad y ventajas que da a su interlocutor, y la respuesta de la desestabilización ha dado sobrada utilidad al régimen chavista. Todo el que no se arrodilla a los delirios del dictador y de sus secuaces, pasa a ser acusado de desestabilizador al servicio del Imperio. Es la propia negación a la libertad de opinión.
Por supuesto que una persona al ser etiquetada como “elemento desestabilizador”, además de ser blanco de ataques, infamias, también puede verse obligado al camino del exilio o del encarcelamiento. Con tales consecuencias para el opositor, ¿quién se atreve a desmentir el alcance maligno de esa jugada política?.
No hay duda que la ideología es parte del fundamento de la desestabilización como jugada política. Entonces: Desestabilización es un concepto de profunda carga ideológica que lo emplea quien detenta el poder en contra de quienes le adversan. Es un
concepto tan mediocre, que no hace falta ser brillante para anular al opositor con la etiqueta de desestabilizador, por eso son tan mediocres los políticos que careciendo de “verdaderas propuestas e ideas brillantes”, tienen que contra-atacar tildando al adversario de desestabilizador. Lo de carga ideológica, es por la sumisión de dicha jugada política al servicio del gobernante, quien pretende imponer sus ideas con el abuso ignorante de rechazar toda oposición intelectual.
Es mediocre quien además de no aceptar las ideas opuestas a su discurso, carece además de recursos retaliatorios válidos para defenderse. “Jamás pensar diferente puede ser interpretado como desestabilización” y, la verdadera desestabilización es la imposición de un pensamiento único, porque esa modalidad de dictadura siempre históricamente ha encontrado “pensadores valientes o desestabilizadores” que se le oponen, ¡por razones súper obvias!. Por tal razón, el dictador siempre chocará con miles de desestabilizadores que se le opondrán a imponer una única voluntad de gobierno.
Es importante ilustrar el verbo empleado cuando se usa esta “jugada maestra”. Es el caso cuando la oposición, haciendo uso del derecho que le concede la Constitución solicita un referéndum revocatorio al mandatario gobernante, y el contraataque no se hace esperar, con declaraciones como estas: “Elementos opuestos al pueblo quieren desestabilizar nuestra democracia solicitando un referéndum en acatamiento a jugadas oscuras desde Washington”, jajajajajaja, ¡que mediocridad!, y yo me pregunto ¿será que Washington desestabilizó a los juristas que redactaron nuestra Constitución cuando incluyeron el recurso del referéndum?.
Algo es seguro: Cada vez que el gobernante enfrenta un problema que afecta su imagen, no dudará en poner a pichar a interlocutores que lanzarán la bola de la desestabilización a los bateadores opositores (dicho en términos muy beisboleros). Por supuesto, toda esta mediocre parafernalia es posible cuando se tienen secuestrados los poderes nacionales, llámese Tribunal Supremo de Justicia,
Congreso, Consejo Electoral, etc, ya que los personeros públicos de esos entes al carecer de libertad ideológica, dicen amén a cualquier orden del gobernante.
En béisbol la jugada por excelencia es un jonrón (en el plano de la ofensiva de juego) o un ponche (en el plano de la defensa de juego). Pues bien, se anota un jonrón quien anula a los opositores con la acusación de desestabilizadores, porque increíblemente es tal el efecto de repudio social, que cegados por el discurso de odio del canal estatal se ve a seguidores del gobierno saboteando a personeros opositores, o atacando marchas pacíficas opositoras bajo la “efectivísima” acusación de ser marchas desestabilizadoras.
La jugada de la desestabilización se puede extrapolar a cualquier otro escenario. En el plano laboral, va a suceder que el empleado que denuncie irregularidades lo van a tildar de desestabilizar la armonía laboral con rumores infundados.
En general, todo sujeto natural o jurídico, en cualquier escenario, es factible de ser “ponchado” (anulado) con la jugada de la desestabilización.
pese al auge que va adquiriendo el fútbol, pero que aún no se ha popularizado al nivel del béisbol. Y quienes sintonizamos partidos de béisbol nos hemos acostumbrado a un cliché muy beisbolero, que es el llamado “librito” de las jugadas tácticas; tal cual como sucede en las relaciones interpersonales, sean cotidianas o de un plano más sofisticado como el plano político o incluso el plano diplomático. Me voy a dedicar en este post a dar el justo lugar a una estrategia política que se ha popularizado al nivel de las jugadas beisboleras de librito.
Cuando un mánager logra colocar un corredor en la primera base, el narrador deportivo infaltablemente dirá: “y ahora la jugada del toque de bola, ciñiéndose al librito”, siguiendo la doble lógica de evitar el doble play y de colocar al corredor de la primera en la llamada “posición anotadora”. En todos los deportes existen jugadas de librito, y, en el juego político no faltan esas jugadas.
Primeramente, ¿Cómo entender lo que es una jugada de librito?. Esas en concreto son las jugadas lógicas que se espera luego de concretado cierto requisito previo. En béisbol, el mánager coloca a su mejor bateador como primer bate para cumplir el requisito de conquistar la primera base, y “luego viene el librito, que es impulsarlo a la segunda base con el toque de bolas”. El librito son jugadas lógicas, predecibles, infaltables, indispensables.
En la política también las hay, algunas tradicionales y otras muy novedosas. Y, en Venezuela en la última década se ha hecho tradicional lo que yo bautizaría como la “jugada de la desestabilización”, que es una estrategia verbal de contraofensiva gubernamental a cualquier dicho o hecho que enfrente las directrices del gobierno.
Toda persona o institución, nacional o internacional, que se atreva a contradecir alguna acción o declaración del régimen gobernante, inmediatamente es contraatacado con la “jugada de la desestabilización”, por lo que al librito de “respuestas de bolsillo” hay que habilitarle un capítulo especial a dicha jugada estratégica, y por cierto, ¡muy efectiva!. De seguido algunos ejemplos que muestran cómo funciona.
En 
la actualidad, el venezolano no se puede dar el lujo de hacer una compra completa en un solo supermercado, como veníamos acostumbrados. Si encuentras aceite, no encuentras azúcar o leche, y, para comprar el aceite, no sólo debes pagar su precio, sino que debes pagar una “cola kilométrica”. Sucede que el periodista o canal de tv que se “atreva” a denunciar que hay escasez de rubros básicos, le aplican sin falta el librito, entiéndase, se les tilda de desestabilizadores y golpistas; y, lo más lamentable es que sigue la fiesta del desabastecimiento, porque el librito funciona de tal forma, que en lugar que formar una matriz de opinión para atacar el desabastecimiento, se forma una matriz de opinión en contra de quienes lo denuncian.
En el año 2012 sometieron al pueblo a constantes apagones y racionamientos de luz. Sucede que toda persona o institución que se atrevió a ventilar ese tema, sufrió el temible contraataque aplastante del librito, es decir, se les acusó de desestabilizadores, y toda una matriz ofensiva se encarga de callar a quienes tuvieron esa valentía de tratar de enfrentar el problema eléctrico.
Son muchos los ejemplos de problemas nacionales que al ser expuestos por personas o instituciones opositoras al régimen, tuvieron que ser víctimas del librito de la desestabilización. Y, si la OEA o cualquier otro ente internacional se atreve a opinar le aplican la misma receta, se les acusa de “aliados” del imperio, con oscuras intenciones desestabilizadoras. Ha sido tan trillada la contraofensiva gubernamental de la desestabilización, que “sería injusto” dejarla fuera del librito de respuestas clichés, y, el blog ENÉSIMA RESPUESTA cumple un rol de librito de clichés, al traer a la reflexión las respuestas de bolsillo que más comúnmente se han usado y las que se están imponiendo en la actualidad.
La enésima respuesta que por una década han escuchado los opositores al régimen chavista es la acusación de ser elementos desestabilizadores, y, por tal motivo, esa jugada política hizo todos los méritos sobrados para ser incluída en el librito de respuestas de bolsillo, porque toda respuesta de bolsillo se caracteriza por la utilidad y ventajas que da a su interlocutor, y la respuesta de la desestabilización ha dado sobrada utilidad al régimen chavista. Todo el que no se arrodilla a los delirios del dictador y de sus secuaces, pasa a ser acusado de desestabilizador al servicio del Imperio. Es la propia negación a la libertad de opinión.
Por supuesto que una persona al ser etiquetada como “elemento desestabilizador”, además de ser blanco de ataques, infamias, también puede verse obligado al camino del exilio o del encarcelamiento. Con tales consecuencias para el opositor, ¿quién se atreve a desmentir el alcance maligno de esa jugada política?.
No hay duda que la ideología es parte del fundamento de la desestabilización como jugada política. Entonces: Desestabilización es un concepto de profunda carga ideológica que lo emplea quien detenta el poder en contra de quienes le adversan. Es un
concepto tan mediocre, que no hace falta ser brillante para anular al opositor con la etiqueta de desestabilizador, por eso son tan mediocres los políticos que careciendo de “verdaderas propuestas e ideas brillantes”, tienen que contra-atacar tildando al adversario de desestabilizador. Lo de carga ideológica, es por la sumisión de dicha jugada política al servicio del gobernante, quien pretende imponer sus ideas con el abuso ignorante de rechazar toda oposición intelectual.
Es mediocre quien además de no aceptar las ideas opuestas a su discurso, carece además de recursos retaliatorios válidos para defenderse. “Jamás pensar diferente puede ser interpretado como desestabilización” y, la verdadera desestabilización es la imposición de un pensamiento único, porque esa modalidad de dictadura siempre históricamente ha encontrado “pensadores valientes o desestabilizadores” que se le oponen, ¡por razones súper obvias!. Por tal razón, el dictador siempre chocará con miles de desestabilizadores que se le opondrán a imponer una única voluntad de gobierno.
Es importante ilustrar el verbo empleado cuando se usa esta “jugada maestra”. Es el caso cuando la oposición, haciendo uso del derecho que le concede la Constitución solicita un referéndum revocatorio al mandatario gobernante, y el contraataque no se hace esperar, con declaraciones como estas: “Elementos opuestos al pueblo quieren desestabilizar nuestra democracia solicitando un referéndum en acatamiento a jugadas oscuras desde Washington”, jajajajajaja, ¡que mediocridad!, y yo me pregunto ¿será que Washington desestabilizó a los juristas que redactaron nuestra Constitución cuando incluyeron el recurso del referéndum?.
Algo es seguro: Cada vez que el gobernante enfrenta un problema que afecta su imagen, no dudará en poner a pichar a interlocutores que lanzarán la bola de la desestabilización a los bateadores opositores (dicho en términos muy beisboleros). Por supuesto, toda esta mediocre parafernalia es posible cuando se tienen secuestrados los poderes nacionales, llámese Tribunal Supremo de Justicia,
Congreso, Consejo Electoral, etc, ya que los personeros públicos de esos entes al carecer de libertad ideológica, dicen amén a cualquier orden del gobernante.
En béisbol la jugada por excelencia es un jonrón (en el plano de la ofensiva de juego) o un ponche (en el plano de la defensa de juego). Pues bien, se anota un jonrón quien anula a los opositores con la acusación de desestabilizadores, porque increíblemente es tal el efecto de repudio social, que cegados por el discurso de odio del canal estatal se ve a seguidores del gobierno saboteando a personeros opositores, o atacando marchas pacíficas opositoras bajo la “efectivísima” acusación de ser marchas desestabilizadoras.
La jugada de la desestabilización se puede extrapolar a cualquier otro escenario. En el plano laboral, va a suceder que el empleado que denuncie irregularidades lo van a tildar de desestabilizar la armonía laboral con rumores infundados.
En general, todo sujeto natural o jurídico, en cualquier escenario, es factible de ser “ponchado” (anulado) con la jugada de la desestabilización.
