En la actualidad, se ha perdido la importancia al uso de la diplomacia cuando se da una respuesta. Y esto ocurre tanto a nivel de grandes foros internacionales, como al nivel de las relaciones cotidianas entre personas comunes. Y, se ven cada caso de conductas extremas en las figuras públicas, desde el petulante hasta el rídiculo
que "cree que se la esta comiendo"; ¡si se vieran a sí mismos cuán ridículos se ven!, es que parece que se les transfigurara el rostro. ¿Será que se hace necesario entrar en el estudio de los mecanismos racionales que engranan una adecuada respuesta?.
